“La Unión Patriótica fue maltratada en estas votaciones en Bogotá”. Aida Avella, presidenta de la UP, es así de contundente para rechazar cómo el sistema electoral colombiano y el régimen favorecen a los partidos políticos tradicionales de derecha.
De esta manera, reclamó ante la evidente discriminación en la jornada electoral del pasado domingo, donde la izquierda terminó afectada por las maquinarias clientelistas que incluso permean los órganos del Estado. Al registrador distrital, le manifestó que “nos tiene que dar la cara y decir porqué la UP no tuvo una hoja y miles de votos de la UP no fueron contabilizados”.
“No se le designó una hoja como a todos los partidos. Apareció en la hoja quinta al final de la letra E, nosotros somos la letra F. Muchos jurados no encontraron cómo registrar en algunas actas. Por ejemplo, en Kennedy, tenemos las actas donde dice no encontramos cómo registrar cuatro votos de la Unión Patriótica en esta mesa. Muchos pusieron la observación, pero ya en la noche, en la fatiga, a ellos no les podemos que se equivocaron”, denunció.
“Esto no se hace con un partido que trata de sacudirse el genocidio político y además logra sus votos de opinión, trabajando puerta a puerta en los barrios. Nosotros no hacemos parte de esas maquinarías financieras, hacemos parte de la dignidad de este país. Vamos a pedir que tiene que modificarse el régimen electoral colombiano”.
En varias partes del país sucedió lo mismo a candidatos de línea popular. En el departamento del Meta, Oswaldo Avellaneda alcanzó una curul por el sector popular, pero ahora aparecieron votos inexplicables en el municipio de San Martín. Ante esto, Avellaneda responde a la pregunta ¿cómo hablar de paz en un país donde no hay garantías para la elección democrática?
“Esto nos preocupa. Nos han devuelto la personería pero esa no es la garantía. Aquí hay un problema gravísimo es la corrupción. Hay una confabulación (…) No se contentaron con matarnos, no se contentaron con amenazarnos, no se contentaron con desterrarnos, ahora nos roban los votos. Nada de eso”.
Algo similar sucedió en Nariño, donde al parecer hubo una amanguala entre la registraduría, la alcaldía y la candidata señalada como ganadora, que hasta habrían montado una registraduría paralela para trastear bolsas con votos marcados a su favor. A pesar de las evidencias, las autoridades del municipio y los medios de comunicación dicen que ‘no pasó nada’.
Tal situación sienta un mal precedente en la democracia colombiana sobre lasgarantías electorales futuras para quienes entregarán las armas ante un acuerdo de paz. “Si esto continúa así no puede haber paz simplemente, porque es una burla a los ciudadanos. Esto tiene que mirarse en la mesa de La Habana ¿o hay garantías para la participación política o no hay garantías y francamente no hay paz?”, precisa la ex candidata presidencial.
Finalmente, critica la falta de cubrimiento a estas irregularidades. “Esta queja no la han trasmitido los grandes medios de comunicación porque no les interesa”; y cierra con una frase lapidaria, “para nosotros no hay democracia en Colombia”.